jueves, 29 de junio de 2023

Enrique Pedro Osés nacía hace 124 años.

 



Enrique Pedro Osés nació en la ciudad de Buenos Aires el 29 de junio de 1899. Hijo de Juan Osés y de Regina Cassina. Tuvo dos hermanos Ángel y Sara Beatriz. Desde su primera juventud como crítico de arte actividad que cedió paso, paulatinamente, a su labor de periodista combativo. Se casó con Manuela Suárez sin tener descendencia.


Osés se destacó, con todo su esplendor, en la década que va de 1931 a 1941. En este período fundó y condujo los diarios Crisol, El Pampero y El Federal, además de otros menores como La Maroma.


Su obra escrita se destacó como producción de denuncia y anunciación de la Revolución del 4 de junio de 1943.


Sus escritos son: Medios y fines del nacionalismo (1941) y Cuadernos nacionalistas (1941), que incluyen sus artículos más memorables como: Esto se acaba; Antes que la constitución fue la nación; La vuelta de la noria; Qué imbéciles pluscuamperfectos y Cuando la patria grite ¡Ahora yo!.


A partir del triunfo de la Revolución Nacional por él tantas veces anunciada, Osés se retiró a la actividad privada destacándose como empresario papelero a través de la compañía Celulosa Río Segundo S.A.


En uno de sus últimos escritos, la respuesta al diputado Santander aparecida en el periódico Firmeza el 20/9/50, Osés da las razones de su alejamiento: “El régimen actual (el peronismo) que no se halla en discusión ahora, concretó en realizaciones muchas de las ardientes campañas de El Pampero”.


Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 11 de diciembre de 1954, sus restos fueron despedidos por el poeta catamarqueño Juan Oscar Ponferrada.



Sus trabajos y sus luchas

Conmemorar a un hombre como Enrique P. Osés no es tarea fácil. [1] Y dos son los motivos principales la empresa que nos proponemos. Primero su lucha y su prédica afectaron muchos y poderosos intereses. Y segundo, la tarea de silenciamiento y de ocultamiento de su persona y su obra por parte de esos grandes enemigos. Pruebas al canto, no existe ninguna necrológica de Osés, salvo la del Instituto Juan Manuel de Rosas llevada a cabo casi un año después de su fallecimiento. Pero no nos detengamos en los que están próximos, no es nuestra intención avivar brasas. Vayamos al grano.


Enrique P. Osés es el fundador del nacionalismo popular en Argentina. Y lo funda desde sí mismo, a través del rescate del pasado hispano criollo de nuestro pueblo y sus luchas.


Osés analiza críticamente a la democracia de la Década Infame porque ella era en nuestro país, tal como se encontraba estructurado, un mecanismo de dominación. Él propone el “Nacionalismo popular Revolucionario” como cambio total de las estructuras e instituciones del Estado demo-liberal argentino.[2]


El nacionalismo adquiere en Osés dimensión política en tanto se lo entiende como revolucionario. Esto quiere decir que propone el cambio de un régimen político por otro. El que propone Osés es de neto corte comunitario y social.


Se ha dicho, con acierto, que El Pampero fue el diario de la Revolución del 4 de junio de 1943, y Osés, siendo su director, alentó con todas sus fuerzas el pronunciamiento militar. Pero como observara Mirabeau: “la revolución como Saturno se devora sus hijos”. Así Osés fue lenta y paulatinamente devorado por la revolución que alentara. Claro que en este caso el protagonista se deja devorar porque ve cumplidos los objetivos de su lucha político periodística. La Revolución y sobre todo el gobierno peronista (1946-52) le devora los objetivos, como explícitamente lo hace notar él mismo en su carta a Santander mencionada anteriormente: “La recuperación de nuestros medios de vida propios – energía, servicios públicos, transportes- por la absorción de las deudas y empréstitos con el exterior, por la reconquista de nuestros elementos de producción, por el control de nuestro mercado interno, por la elevación del standard de vida de los argentinos. Eso solo justifica los cinco años del Pampero y que el actual gobierno ha realizado. Y lo que resta realizar no hará sino completar la justificación”.


Afirmamos de entrada que conmemorar a Osés no es tarea fácil. Las colecciones de Crisol, El Pampero y El Federal, diarios fundados por él, prácticamente han desaparecido. Se estiman entre 2.600 a 2.800 artículos los publicados por Osés o bajo su pseudónimo. En cuanto a los Cuadernos Nacionalistas han corrido igual suerte, salvo dos: Esto se acaba y Antes que la Constitución está la nación. Como publicación hoy accesible tenemos sólo Medios y fines del nacionalismo editada en 1941 y reeditada en 1968. En realidad ésta es su Diario de la cárcel a la manera del nacionalismo rumano Cornelius Zelea Codreanu.


Brevemente podemos decir que Crisol representa la etapa docente, doctrinaria, la de los planteos fundamentales de “la revolución nacionalista”. Va plateando una a una las razones nacionales que motivarán una política revolucionaria: la dominación imperialista, la complicidad oligárquica, la falacia del régimen y sus partidos, el envilecimiento de las leyes y de las instituciones, el mito farisaico del cuarto poder servidor de los intereses ajenos al país, la falsificación de la historia, el fariseísmo de los mentores espirituales del pueblo, el abandono del hombre argentino, la acción de las logias internacionales, la incuria administrativa, el fraude político, y todas y cada una de las calamidades nacionales que entonces, como ahora, se encarnaban en hombres y en intereses poderosísimos. Todos ellos van a ser atacados por este nuevo Quijote que pluma en mano, desde las dos páginas apretadas de Crisol se lanza contra la Prensa. Destapa la terrible e ignorada verdad oligárquica, pulveriza a Domingo Faustino Sarmiento, a la escuela laica, al liberalismo. Denuncia la complicidad de los curiales, se yergue frente a la justicia y la Suprema Corte , frente a los gabinetes entreguistas de Justo, frente al pacifismo megalómano de Saavedra Lamas, frente a la entrega ignominiosa de la Corporación de Transportes. Y lo que es más importante, promete a las nuevas generaciones una revolución verdadera, una revolución profunda que ha terminar con estas lacras de una vez y para siempre. Y en esta acción recibe el testimonio de la cerrada enemistad del régimen que llega a encarcelarlo oprobiosamente. Estos mismos poderosos enemigos que él, y luego el gobierno de Perón doblegaron, son los mismos que lo demonizaron como nazi después de muerto[3], cuando él sólo fue el teórico más vehemente que tuvo la “revolución nacional”.


El Pampero, a su vez, señala la maduración política del movimiento nacionalista. Un diario que se extiende a cien mil lectores, cifra inmensa para la época, y que apoyándose en el comentario de los hechos cotidianos va precisando la doctrina nacional.


Las consignas nacionalistas ganan así la validez de lo multitudinario, el Movimiento se reproduce incansablemente hasta en los más lejanos rincones del país, y a todas partes viaja Osés, llevando con su palabra el fuego de los ideales nacionales que enciende fogones por toda la Patria.


Se apoya la campaña a favor de la neutralidad en la Guerra Mundial. Se denuncian los negociados y las tropelías del régimen, y así los partidos "palomarescos y cajistas" [4] señalados, inventan una persecución democrática, un comité investigador de las actividades antiargentinas, que se defiende de las acusaciones lanzando el mote de nazis a todos los argentinos revolucionarios. En esta acción Enrique P. Osés es perseguido por la justicia. Se le acumulan juicios por desacato, por calumnias, por injurias. Se lo quiere quebrar. Todo resulta inútil. Se acumulan procesos para que no salga más de la cárcel pero la justicia puede más que el odio y Osés recupera la libertad. Y en un multitudinario y apoteótico acto en el Teatro Nacional los estigmatiza para siempre a los hombres del régimen cuando comienza su pieza oratoria: “¡Qué imbéciles pluscuamperfectos!”, los que desde hace ya años y con una saña que va centuplicándose a medida que se acerca el fin, se han dado a la tarea de perseguirnos”.


Finalmente El Federal significa el disconformismo intransigente con el nuevo mundo, el mundo de postguerra, sometido a la férula de las potencias anglosajonas.


Enrique Pedro Osés es el definidor exacto del Nacionalismo Popular desde la tradición hispano criolla. Cuando en los años 1932 al 36 el movimiento nacionalista sufre las consecuencias de la imprecisión doctrinaria, y los grupos supérstites de la desdichada revolución septembrina de 1930 manejan un discurso exclusivamente patriotero y anticomunista sin proponerse finalidades nacionales más amplias, ni pretender otra revolución que un golpe de Estado autoritario por el autoritarismo mismo, es Osés, quien empeñado en polémica memorable con "Bandera Argentina", [5] pone en claro la esencia revolucionaria del nacionalismo argentino.


Ante el triste espectáculo de la bautizada por José Luis Torres, otro ilustre silenciado, como la Década Infame, Osés afirma: “El nacionalismo camaradas no tiene otra misión que la que se ha impuesto. Ha proclamado que deben cambiarse las instituciones de la República , y no puede aceptar ingresar en ellas, cuando ya están cayéndose a pedazos, par salvarlas. Ha proclamado que debe darse vuelta todo el sistema económico del país y no puede ahora, apuntalar un sistema que está dando sus últimas boqueadas. Ha proclamado que deben concluir todos los partidos políticos, absolutamente todos, y no puede ahora acollararse con ninguno. Ha proclamado que tiene una fuerza popular, que tiene un elenco de hombres nuevos, que tiene su conducta, que tiene la solución integral a los males de la Patria y no puede colaborar con el pasado ni con el presente, porque eso sería traicionarnos a nosotros mismos y traicionar la integridad de nuestra doctrina. No necesitamos alianzas con nadie”.


martes, 5 de octubre de 2021

Hace 56 años Perón le escribía a los compañeros del Circulo Bancario Justicialista y les decía: "No somos un partido político sino un movimiento nacional."

 




Carta al Circulo Bancario Justicialista 5 de octubre de 1965 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


CONFIDENCIAL SECRETO


Madrid, 5 de octubre de 1965.


A los companeros del


CIRCULO BANCARIO JUSTICIALISTA


BUENOS AIRES


Mis queridos compañeros:


Por mano y amabilidad del compañero Don Enrique Pavón Pereyra he recibido vuestra carta del 18 de setiembre próximo pasado y deseo agradecerles el recuerdo y retribuirles con mi mayor afecto el saludo que en ella me hacen llegar.


En cuanto al mensaje que me piden para ser leído en el aniversario de la constitución del Círculo, lamento no enviarlo, porque entre las limitaciones que el Gobierno Español ha impuesto a mi exilio está precisamente la prohibición de hacerlo. En cambio tengo un gran placer en poder llegar hasta Ustedes por medio de esta carta que les lleva toda mi simpatía y solidaridad.


He leído con satisfacción de peronista los altos fines que inspiran al CIRCULO BANCARIO JUSTICIALISTA. No sólo los encuentro justos y patrióticos sino también profundamente atinados para la situación que el país vive y que pasa el Movimiento Peronista. Los bancarios peronistas representaron siempre en nuestro Movimiento, desde 1945, uno de sus más puros y poderosos pilares doctrinarios y de sus filas salieron hombres extraordinariamente capacitados que fueron verdaderos puntales en las estructuras justicialistas.


El justicialismo no es de nadie porque es de todos y todos tenemos el deber de defenderlo de los males exógenos y endóge­nos que puedan amenazarlo. Los bancarios peronistas, que tie­nen una larga tradición en el Movimiento Justicialista, junto con ese deber, tienen también el derecho de intervenir decisivamente en su destino. Por eso, considero altamente conveniente y útil para nuestros fines la existencia del CIRCULO DE BANCARIOS JUSTICIALISTAS CON LOS ALTOS FINES que me enumeran en su carta.


Las instituciones de este tipo fueron norma en el justicialismo desde su propio comienzo y es precisamente a ellas que el peronismo debe la mayor parte de sus éxitos. Por eso encomio su existencia y agradezco en nombre del Movimiento lo que todos Ustedes hacen por purificarlo y engrandecerlo. Nosotros debemos preferir lo que institucionalmente conforma el peronismo porque es una manera de exterminar los residuos de un caudillismo político que siempre es factor de disociación. No somos un partido político que siempre es factor de disociación. No somos un partido político sino un movimiento nacional. Pertenecemos al siglo XX que ha superado las viejas formas del demoliberalismo caduco y decimonónico, porque somos sensibles a una evolución que, precisamente, impone fundamentalmente los cambios estructurales que se adapten a las necesidades y conveniencias del hombre de hoy.


La unidad del Movimiento Peronista, tan indispensable en los momentos que está viviendo la República, sólo se podrá alcanzar eficientemente a través de una profunda solidaridad que sólo se puede cultivar en instituciones serias y responsables que nos liberen de los resabios que aún quedan de la "política criolla" que durante tanto tiempo deformó la conciencia política argentina y que, desgraciadamente, suele aflorar de cuando en cuando entre nosotros. Todos tenemos la obligación de luchar contra los vicios y la simulación que se introduzcan en nuestras filas, porque esa es una de las pocas ventajas que la arbitrariedad y el fraude nos van dejando frente a nuestros enemigos.


Tengo un recuerdo entrañable del ATENEO DE BANCARIOS PERONISTAS, tan benemérito en nuestro Movimiento, que no resisto al deseo de recordarlo en esta ocasión como uno de los pilares doctrinarios que desarrolló una labor extraordinaria en las horas más decisivas de nuestra existencia. Para nosotros organizar es adoctrinar, porque la doctrina es el único caudillo que resiste a la acción destructora del tiempo. Ya se pasaron los tiempos en que la organización política se hacía ocho días antes de la elección con regalos, asados y empanadas. El grado de politización del Pueblo Argentino que ha progresado paralelamente con el aumento de su cultura política, descarta tales aberraciones. Al hombre de hoy es mejor persuadirlo que engañarlo, porque la mejor escuela política es la de la verdad. Ya no encajan en el panorama político argentino los "jugadores fulleros". La política actual debe ser un juego de caballeros, en el que se gana porque se juega mejor y no porque se sabe hacer la mejor trampa.


Nuestros enemigos tienen la fuerza al servicio de la falsedad, la simulación y la arbitrariedad. Nosotros tenemos la razón y el apoyo del Pueblo que la comprende. A la larga debemos vencer y la política es siempre un juego "a la larga". Para que ello se realice necesitamos una sola cosa: MANTENERNOS UNIDOS Y SOLIDARIOS, resistiendo perseverantemente a los intentos que el enemigo hace por disociarnos y dividirnos. Yo observo la campaña que los órganos gubernamentales publicitarios realizan en este sentido a base de rumores insidiosos, lanzados persistentemente y dirigidos a enfrentar a unos dirigentes peronistas contra otros. Todo reside en no entrar mordiendo el anzuelo de la insidia. Los gorilas inten­taron destruirnos por la violencia, Frondizi con su famosa "integración", éstos lo intentan con la disociación. Si los peronistas no somos tontos, también fracasarán.


Les ruego que hagan llegar mis más afectuosos saludos a todos los compañeros bancarios. Les agradezco mucho los saludos que me hacen llegar con motivo de mi cumpleaños y les deseo el más franco y amplio de los triunfos en las tareas tan nobles en que están empeñados.


Un gran abrazo.


Firmado: Juan Perón.


jueves, 17 de octubre de 2019

Hace 67 años Perón hablaba en Plaza de Mayo a su Pueblo.




DISCURSO DEL DÍA DE LA LEALTAD EN PLAZA DE MAYO 
Juan Domingo Perón 
[17 de Octubre de 1952]


Compañeros:
Yo deseo que mis primeras palabras sean para rendirle, desde lo más profundo de nuestros corazones, un homenaje sincero y argentino al excelentísimo señor presidente Somoza, que nos acompaña. Rendimos en él el homenaje más caro de nuestros corazones al hermano pueblo de Nicaragua y a su hermosa patria, recordando asimismo al inmortal Rubén Darío, que vivió con nosotros largos años y que representa el elevado idealismo de esa patria generosa que, aún lejana en el espacio, está muy cercana en nuestro corazón.
Quiero también agradecer a los compañeros de la CGT que, en nombre de sus seis millones de afiliados, han tenido la amabilidad de colocarme sobre el pecho esta banda argentina que, por provenir de los trabajadores de la patria, representa para mí la más honrosa, la más digna y la más alta distinción de que pueda ser objeto un gobernante. Y como de costumbre, deseo, desde esta plaza, en la cual reviven todos los momentos de nuestra vida histórica e institucional, hacer llegar a todas las plazas de la República, donde en este momento están reunidos nuestros compañeros para escuchar las palabras que les dirigimos desde aquí, este saludo que yo les hago llegar con el más apretado y sincero abrazo de compañero y de hermano.
Y como en todos los 17 de Octubre, quiero desde este balcón dar cuenta al pueblo, sintéticamente, de cómo marcha nuestro gobierno. Compañeros: hemos seguido, desde 1944 hasta nuestros días, una línea inquebrantable de conducta determinada por los objetivos de nuestra doctrina.
El primer Plan Quinquenal fue obra extraordinaria
El primer Plan Quinquenal ha realizado, como ustedes conocen, una obra extraordinaria en todos los órdenes, pero para mí la más satisfactoria es el haber afirmado en esta tierra de todos mis amores la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía de la Nación.
Ese primer Plan Quinquenal, que afirmó esas banderas en las astas inmortales de nuestra historia, dio también al pueblo argentino un grado de bienestar no alcanzado jamás en nuestra historia, y dio, por sobre todas las cosas, un grado de dignidad sin el cual la vida no merece ser vivida.
Hemos iniciado con el año 1953 nuestro segundo Plan Quinquenal. Los objetivos de ese Plan se afirman también en las banderas ya izadas y consolidadas de nuestra Justicia, de nuestra Independencia y de nuestra Soberanía. Tiende el mismo a completar el ciclo que nos asegure, en su orden general, una economía integralmente satisfactoria.
El camino de la riqueza y el engrandecimiento
Yo, al contrario de lo que pensaron muchos economistas argentinos, pienso que no nos podemos conformar con ser un pueblo de pastores y de agricultores, aunque nos llamen la panera del mundo, como se ha dicho muchas veces. Es por eso que el Segundo Plan Quinquenal, al cristalizar los objetivos totales y definitivos de nuestro esfuerzo social, económico y político, da orden de preferencia a todas las realizaciones industriales. Queremos ayudar a esa inmensa masa campesina, que con sudor de todos los días ha mantenido durante un siglo y medio en pie la argentinidad y el trabajo argentino, con el esfuerzo de las masas urbanas destinado a la transformación de la materia prima y a la distribución de la riqueza, para que, establecido el ciclo integral de la República pueda retomar silenciosa y dignamente el camino de su riqueza y de su engrandecimiento.
Para ello necesitamos solamente dos cosas: organización y trabajo. La organización es tarea del gobierno, y ustedes saben con qué ritmo la estamos realizando. En cuanto al trabajo, yo sé que los brazos generosos de los trabajadores argentinos están pidiendo actividades para producir; que en sus pechos honrados late un incontenible deseo de lucha y de trabajar para engrandecer a la Patria.
Si en el primer Plan Quinquenal, conseguimos elevar el standard de vida a un grado de satisfacción y de dignidad nacional, en el segundo Plan Quinquenal ese standard de vida ha de elevarse todavía muy considerablemente. Yo, como Presidente de la República, no estoy todavía satisfecho con el standard de vida general alcanzado por el pueblo argentino. Podemos llegar a mucho más. Para ello, solamente necesitamos las dos cosas que acabo de mencionar: organizarnos y trabajar incansablemente para lograrlo.
El trabajo, compañeros, como yo lo veo es poner en acción todos nuestros capitales y todos nuestros esfuerzos. Ello ha de lograrse con el cumplimiento de nuestros objetivos. Y desde ya descarto el éxito porque el pueblo argentino, con su grandeza extraordinaria me ha hecho optimista y me ha hecho entrever, que así como en el Primer Plan Quinquenal sobrepasamos todos los objetivos trazados -que habían sido calificados de ambiciosos- en el Segundo Plan Quinquenal hemos de sobrepasar también todos esos objetivos.
Nosotros queremos una cultura para el pueblo
A la par de todas estas realizaciones de orden material, estamos también empeñados en promover la reforma cultural y la reforma educacional de la comunidad argentina. Queremos que en el orden de la cultura los grandes valores que esa cultura promueva, trascienda al pueblo. Nosotros no concebimos una comunidad donde haya veinte o treinta sabios muy sabios y muchos millones de ignorantes muy ignorantes; nosotros queremos una cultura para el pueblo, nosotros queremos que esa cultura esté al alcance de todos los hombres de este pueblo para que así cada uno pueda ser el artífice de su propio destino. Hemos de promover esa reforma, y en cuanto a las ciencias, a las artes, y a la cultura en general, cada argentino tendrá también en su mochila el bastón de mariscal prometido.
Yo he de empeñarme en esta reforma con la misma decisión, con la misma perseverancia con que me empeñé en la reforma social en 1944. Y estoy seguro de que, con la ayuda de ustedes, hemos de triunfar. En cuanto a la política interna, ustedes saben tan bien como yo, cuáles son los progresos que en ese orden hemos realizado en la República. Después de diez años de lucha frente a la incomprensión, frente a la mala fe, frente a la lucha despiadada desde todos los rincones de esta tierra, comenzamos a llegar a la época de la persuasión definitiva. Yo nunca me he hecho ilusiones de convencer simultáneamente a todos los argentinos; pero, gracias a Dios, estoy viendo hoy que todas las legiones de los hombres de esta tierra comienzan a marchar en la misma dirección, y esa es para mi la victoria decisiva de mi patriotismo y de mi misión. Como sucede después de todas las luchas, comenzamos, la tarea de apaciguamiento. He dicho, y repito en este venturoso 17 de Octubre, que ningún adversario ni enemigo que quede entre nuestros hombres nos tenderá su mano sin encontrar la mano generosa del peronista para asirse a ella.
Que la lucha sea para la grandeza de la Nación
Nosotros, he repetido muchas veces, somos hombres de paz y de trabajo; sin embargo nos atrae la lucha, pero queremos que esa lucha sea para la grandeza de la Nación y el destino común de los argentinos. Ahí, en esa lucha queremos quemar toda nuestra energía y toda nuestra vida, si es preciso.
Compañeros: el cuadro que en síntesis podría ofrecer en todas las actividades económicas y políticas del orden interno de la República, nos está mostrando una situación que, en plena consolidación, puede ofrecer a los argentinos la seguridad, la tranquilidad y la dignidad con que deben vivir los hombres en una comunidad organizada. Y yo estoy persuadido que en el futuro, esa seguridad, esa tranquilidad y esa dignidad han de ir creciendo a la sombra de nuestra buena fe, de nuestro patriotismo, de nuestro trabajo y de nuestra buena voluntad.
Gesto de Eisenhower que le honra y le enaltece
En el orden internacional doy gracias a Dios, de que haya permitido en este año estrechar nuestras relaciones con todos los pueblos de la tierra. Un pequeño diferendo, más de forma que de fondo, que existía con los EE.UU y la República Argentina ha sido total y absolutamente solucionado y en ello haciendo la justicia a que tengo el deber, debo exaltar la ilustre personalidad del General Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, quien, con un gesto que le honra y le enaltece, mandó a su propio hermano para zanjar todas las dificultades que pudieran existir con la Argentina.
Yo soy el más feliz de los hombres al haber podido realizar este acto que nos une sin reservas mentales a todos los pueblos hermanos de América.
Compañeros: Las verdades del Justicialismo, como toda nuestra doctrina, pueden confrontarse con nuestras realidades en el orden internacional. Somos lo suficientemente idealistas como para entender que la realidad constituye el supremo ideal. Los pueblos, como los hombres, no han podido aprender la ciencia oculta de vivir soñando; viven de realidades. Y los mejores sueños son los que se cumplen. Por eso, como en el año 1943, yo repito al pueblo: “Mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”. Por eso nosotros, con la dignidad nacional, que es la suma de las dignidades individuales que llevamos en el corazón podemos decir que en este 17 de Octubre de nuestras luchas y de nuestras glorias, el Movimiento Peronista, el gobierno peronista y ese maravilloso pueblo peronista, vienen cumpliendo estas verdades de nuestra doctrina política internacional, desde el primer día en que el sol nos encontró madrugando en el gobierno por la felicidad y la grandeza de una Nueva Argentina, Justa, Libre y Soberana.
En este año del calendario peronista, que va desde el 17 de Octubre de 1952 a este nuevo 17 de Octubre, el mundo entero ha sido testigo de nuestra posición internacional clara y definida. No podíamos equivocarnos. Se equivocan los gobiernos que no cumplen la voluntad de sus pueblos. Y no nos equivocamos, porque yo he jurado ante mi propia conciencia no hacer sino lo que mi pueblo quiera.
Consulta al pueblo y entusiasta respuesta
Yo he dicho, por ejemplo, que nosotros trabajamos, primero para la República Argentina, después para el continente americano, y luego para los otros pueblos de la Tierra. Y lo he dicho porque eso es lo que quiere mi pueblo. ¿Si o no? - La muchedumbre contesta: ¡Sí!
Yo he dicho también, que los argentinos no pelearemos jamás fuera de la República Argentina, pero que el que se anime a poner un pie en nuestra tierra, cuando ponga el segundo, encontrará 18 millones de argentinos dispuestos a morir por la defensa total de nuestra Patria. Y yo lo he dicho porque eso, eso es lo que quiere mi pueblo. ¿Si o no? -¡Sí!.
Yo he dicho infinitas veces que estábamos en contra de todo imperialismo. Y ahora me alegro de que el presidente de los Estados Unidos, el general Eisenhower, condene con nosotros toda política internacional imperialista. Eso es lo que quiere el pueblo argentino para todos los pueblos de la tierra ¿Si o no? - ¡Sí!.
Yo he declarado también que no somos enemigos de ningún pueblo de la tierra, puesto que todos merecen nuestro respeto y pueden hacer lo que quieran dentro de sus fronteras. Y lo he dicho porque eso es lo que quiere el pueblo ¿Si o no?. - ¡Sí!.
¿Quiere o no el pueblo argentino que seamos amigos de todos los pueblos de la humanidad? ¿Si o no? - ¡Sí!.
¿Quiere o no quiere el pueblo argentino que ayudemos a que se realice la unión de todos los pueblos americanos? - ¡Sí!.
Por eso fui a Chile, y el pueblo chileno, con el inmenso cariño de su corazón, me hizo pensar que la República Argentina y el pueblo argentino tienen que cumplir con los designios del Gran Capitán, luchando incansablemente por la libertad americana. Por eso, a mi regreso de Chile, proclamé el decálogo de la unión entre los pueblos hermanos y este maravilloso pueblo argentino. ¿Es o no es lo que quiere el pueblo argentino? - ¡Sí!.
El pueblo del Paraguay merece nuestro cariño
Por eso fui también al Paraguay, y allí sentí palpar emocionado el corazón de América, interpretado por un gobierno humilde que sirve a un pueblo cuya humildad impone el respeto que merecen los grandes pueblos.
El pueblo de Paraguay merece nuestra más alta consideración y todo nuestro cariño. No ambiciona más de lo que posee y por eso no ha pedido nada a cambio de nuestra amistad leal y honrada. Por eso yo pido al pueblo argentino que cumpla con los paraguayos un decálogo similar al que nos une con el pueblo chileno por sobre las nieves eternas de los Andes, pese a los egoísmos mezquinos de los hombres mediocres que oponen sus intereses personales a los altos, eternos e irrevocables ideales de los pueblos.
En homenaje al pueblo paraguayo yo deseo reiterar en este día solemne de nuestra historia, el contenido sumario y sustancial de aquel decálogo y lo propongo al pueblo argentino como principio para la unión definitiva entre los paraguayos y los argentinos.
A continuación el Señor Presidente da lectura al Decálogo como “principio para la unión definitiva y eterna entre los pueblos paraguayo y argentino”:
1) Cada argentino debe saber que el pueblo paraguayo y el pueblo argentino, conservando la plenitud de sus soberanías nacionales, son real y efectivamente pueblos hermanos y, en consecuencia, todos los argentinos debemos trabajar por la grandeza del Paraguay y por la felicidad de su pueblo, con la misma fe y el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia grandeza y por nuestra propia felicidad.
2) Desde hoy los paraguayos serán compatriotas de todos los argentinos. Esta debe ser una consigna de honor nacional.
3) Cada uno de nosotros debe comprometerse a trabajar en su puesto por el acercamiento espiritual y material de los pueblos paraguayos y argentino.
4) El gobierno, el Estado y el pueblo argentino arbitrarán todos los recursos y medios que ayuden al Paraguay a consolidar la Justicia Social, la Independencia económica y la Soberanía política, del mismo modo que luchamos por las nuestras, puesto que ellas son las únicas bases de la unión comprometida.
5) La unión del pueblo paraguayo con el pueblo argentino no excluye futuras adhesiones de ningún pueblo americano sobre las mismas bases. Cada argentino debe saber que ésta es una acción constructiva, que no tiene finalidades ofensivas, que no está dirigida contra nadie y que tiene como único objetivo la grandeza y felicidad de los pueblos que la componen o compongan en el futuro.
6) Las organizaciones sociales, económicas y políticas del pueblo argentino habrán de promover la máxima vinculación posible con sus similares del pueblo paraguayo, a fin de realizar una acción armónica y solidaria para alcanzar los grandes objetivos comunes. El gobierno argentino prestará su más amplio apoyo a estas vinculaciones entre los pueblos hermanos.
7) La legislación general argentina deberá contribuir a facilitar la unión de los pueblos paraguayo y argentino.
8) Los organismos del gobierno y del Estado nacionales, provinciales y territoriales, particularmente en las zonas limítrofes con la hermana República de Paraguay, coordinarán su acción con sus similares paraguayos sobre las bases de real y sincera lealtad.
9) Todo acto contrario a los grandes objetivos comunes e intereses de la unión entre el pueblo del Paraguay y el pueblo argentino será considerado por nosotros como una falta de honor en relación con el compromiso contraído.
10) El pueblo del Paraguay y el pueblo argentino son los depositarios absolutos de esta unión definitiva, que ponemos bajo la protección de Dios, fuente de todo amor y de toda Justicia, de toda libertad, pidiéndole humildemente que no sea jamás violada ni destruida por los malvados e hipócritas intereses egoístas y mezquinos, sino que, por el contrario, sea permanente y eterna como la humildad de nuestros pueblos.
Y ahora deseo transmitir a todos los compañeros de la Patria ese saludo afectuoso de todos los años, invitándolos a que me acompañen a dar estos vivas: ¡Viva la República de Nicaragua! ¡Viva el General Somoza! ¡Viva la República del Paraguay! ¡Viva la Patria!
JUAN DOMINGO PERÓN

martes, 16 de julio de 2019

El verdadero Cooke y el daño que le hizo al peronismo contado por Jorge Rulli hace 14 años.




Por que y como queríamos al "Gordo" Cooke.
Declararse marxista fue como dejar entrar a los gatos a la vidriera de la carnicería.

Crece a nuestro alrededor un clima de rechazo, de hastío y de hartazgo, en relación a la danza de candidatos y de listas .la perinola de opciones y de alianzas, el entremezclado de afiliaciones que algunos ingenuos o acaso demasiado pícaros quieren ordenar, como si se pudiera hoy en día saber quién pertenece en la Argentina a cada partido, cuando los partidos significan tan poco, cuando están tan vaciados que los palos del mazo se han mezclado y ya todo parece dar igual en la infernal mezcolanza de los boliches partidarios.
Yo quería dar la opinión de este programa en relación a lo que parece ser la definitiva catástrofe del modelo de representación política en la Argentina y, tal como acostumbramos, pensaba intentar incorporar una mirada diferente.
Quisiera poder recomenzar una historia, remontándome a John William Cooke de la Resistencia Peronista, el que escapó de Río Gallegos alguna vez con toda la conducción encarcelada y se pasaron a Chile en un operativo extraordinario, recuerdo todavía nuestra exaltación de Buenos Aires, buscando noticias que no íbamos a encontrar porque la Dictadura estaba anonadada, estaba paralizada por un hecho increíble... se les había escapado de una de las cárceles más seguras toda la dirección del Movimiento, Cámpora, Espejo, el mismo Cooke, el legendario Guillermo Patricio Kelly y hasta Jorge Antonio, el autor del operativo. Cooke era el segundo de Perón. En aquellos tiempos difíciles el General acosado por los asesinos que enviaba a Venezuela para matarlo la llamada Revolución Libertadora, había delegado el mando en caso de ser muerto en el Bebe Cooke. El Bebe era un tipo de extraordinaria inteligencia, más que inteligente brillante, querible hasta el exceso, absolutamente humano, capaz de interrumpir una reunión cumbre de la política para irse a la confitería mas cercana a llenarse de masas con crema y a la vez, hombre de un valor extraordinario que probó mil veces en la clandestinidad y en la cárcel arriesgando su vida en medio de los simulacros de fusilamiento, para no ser denigrado. Nosotros que lo conocimos, amábamos al "Gordo".

El verdadero Cooke.

El problema ahora es el de la tergiversación política de la historia reciente, por parte de los que no lo conocieron y tan sólo lo leen, y porque lo leen bajo las doctrinas del análisis del discurso de Laclau, que desde ya no se le puede echar la culpa al maestro por las artes mal aprendidas, pero el hecho es que Cooke ha devenido en el exponente del supuesto peronismo revolucionario. Lo cual habría sido escándalo en otras épocas pero no en esta época de mentiras y catástrofes en que pareciera que todo vale...

Cooke en Santiago de Chile comenzó a través de su amigo Ramón Prieto el camino de la negociación con los personeros de izquierda del frondicismo, un camino que él vio como una negociación ventajosa para recuperar a los numerosos presos, los exiliados, los sindicatos intervenidos y recuperar la personería del Partido, pero que le restó incluyendo a sus propios compañeros del Comando Nacional: César Marcos, Raúl Lagomarsino, Claudio Adiego Francia, Magín Del Carmen Guzmán y muchos otros, consideraron como un camino de capitulación irreversible y desde el Periódico "El Guerrillero" y otros denostaron duramente. Todos nos alejamos del "Gordo" en aquellos días, convencidos que se había equivocado. Perón, sin embargo, lo respaldó en su proyecto político de apoyo a una salida negociada pero le advirtió que él correría con todos los riesgos de la jugada. Eran las reglas del juego entre el Conductor y su mano derecha. El apoyo a Frondizi terminó en un desastre y el "Gordo" abandonó su rol de conducción que tenía. No perdió nunca nuestro aprecio y nuestro enorme cariño, pero dejó para siempre de ser lo que había sido, conducción vicaria del movimiento popular más grande de la América Latina. No participó de las luchas del Frigorífico Lisandro De La Torre como afirmaban algunos inadvertidos, no participó tampoco en el proceso de la guerrilla del Uturunco, sencillamente porque no era conducción en la Segunda Resistencia que se inicia cuando el peronismo rompe con el gobierno de Frondizi. El "Gordo" sencillamente desensilla y en un momento dado se va a Cuba.
El retorno del "Bebe" Cooke se va a producir algunos años después, en el 64, luego del CONINTES y de los enfrentamientos militares entre azules y colorados, después o simultáneo con el intento cubano de Masetti en el Norte, cuando el país ya vive otras historias. Su figura había dejado de ser la leyenda que alguna vez fuera, pero su figura seguía siendo importante, muchos fuimos a reencontrarnos con Cooke a su regreso, a ver qué pensaba, en que plan venía...
Paradójicamente, nos encontramos con que el que se había marchado por derecha ahora aparecía por izquierda, el "Gordo" siempre sorprendente, venía como expresión y portavoz de la Revolución Cubana, se había hecho marxista exhibía fotos de la campaña de Escambray con uniforme del ejército rebelde, donde había combatido y que muchos disminuían diciendo que en realidad había oficiado como cocinero de la milicia cubana. Muchos años después tuve oportunidad de conversar con veteranos de aquella campaña y creo que aunque haya sido Cooke cocinero eso no era poco riesgo en una pelea donde los cubanos tuvieron que peinar la sierra metro a metro porque el enemigo se les ocultaba bajo la cubierta de las hojas en cada hoyo del terreno para poder pasar las líneas de rastrillaje en que los soldados avanzaban lentamente a pocos metros uno de los otros y mezclarse entre la población de la zona. Pero no importa eso, en aquellos años el "gordo" querible como siempre, nos suscitaba un mucho de respeto y algo de sorna, sus aires de gran revolucionario no concordaban con su rol en el peronismo que era prácticamente nulo, mas allá del respeto o de la correspondencia con Perón que pudiese mantener.


Cuando Cooke deja entrar los gatos en la vidriera de la carnicería...


Fueron los años de la producción política de Cooke desde el pensamiento marxista que hoy dan pie a la leyenda de su nuevo rol revolucionario. En esos años el Bebe gesta una frase que hace historia: EL PERONISMO ES UN INMENSO GIGANTE INVERTEBRADO. Una frase que aún muchos repiten y que para mi sella por muchos años el destino trágico de este país que, suele confundirse con el del peronismo. Porque en aquel momento, bajo la influencia de la Revolución Cubana respaldada por la URSS, en medio de un proceso de toma de conciencia masivo de los sectores medios y en especial de los estudiantes, fue como dejar entrar los gatos en la vidriera de la carnicería. Fue una frase vista a la distancia, yo diría trágicamente obscena. Tanto como para decir que el peronismo era un movimiento descerebrado, un movimiento que requería que lo organizasen, que le proveyeran de la conducción que no sabía darse por si mismo... En esa frase emblemática que configura el portal de entrada masivo de los sectores medios al movimiento popular, radican muchos de los desencuentros y de los fracasos de los años posteriores, la pérdida de autenticidad de la representación popular, el entrismo masivo y en definitiva la constitución de un peronismo diferente, el famoso peronismo de los setenta o setentismo.


El setentismo, aún no superado...

El enorme complejo del movimiento popular que aceptó esa conducción de los sectores medios que llegaban  desde la izquierda o desde el cristianismo a ilustrarlos, a conducirlos, a organizarlos, que aún sin quererlo, trituraban toda propia experiencia histórica de aquel otro peronismo, que dañaban o interrumpían irreversiblemente ciertas memorias colectivas, esos daños aún están vigentes. Porque sobre el enorme, demencial fracaso del '75 en que la conducción de mesiánicos militarizados desorbitó conscientemente el proceso de liberación, enfrentando al movimiento con su propio líder y sacando de madre al cauce de la historia, vamos a vivir la espantosa experiencia del genocidio militar, las topadoras sobre las villas, los traslados manu militari de poblaciones, las desapariciones de delegados de fábricas y se instala entonces el silencio de la derrota profunda sobre ese pueblo desorientado. Y luego viene el Mundial de Fútbol y las Malvinas, en que nuevamente la gente trata de expresarse, de reencontrarse en la fiesta popular de los espacios públicos, en que se trata desesperadamente de volver a creer y en que todo termina nuevamente en traición, en fracaso y en resaca como en las malas borracheras.
Y por si fuera poco, luego vienen la Democracia con la que no se come, ni se educa, ni se cura como creyó el alfonsinismo y los muchos otros iluminados de aquel entrismo setentista que ahora estaban en el Club Socialista dándole letra al gobierno radical. Y sobre llovido mojado tuvimos el menemismo donde se reciclaron tantos revolucionarios de ayer y donde la gente volcó a creer y a votar una y otra vez de puro renegada, de pura y tonta obstinación en la porfía de buscar el fondo de la crisis o de la propia y radical negación. Y hoy sus descendientes, fragmentos astillados de aquel Pueblo que fuera, desfilan como planes jefas y jefes bajo cualquier bandera, se ponen chalecos con siglas que sólo les significan poder recibir esa limosna de los planes, la contención alimentaria de algunos comedores y la seguridad de tener otra vez una organización que no los deje solos en la desesperanza y en la intemperie del neoliberalismo que pervive.
Es el pueblo argentino buscándose a sí mismo, autor de tantas y de tantas hazañas, los mismos que alguna vez ataron sus caballos en la pirámide de mayo y que en otra oportunidad se lavaron las patas en la fuente. Los que lloraron a Evita y a Perón y no han podido consolar su duelo, los que pelearon en Malvinas, los que recrean en el fútbol sus ilusiones, los que esperan, los que cartonean aguardando otros horizontes... No los defraudemos de nuevo, ellos tenían sus modos de organización cuando se los pretendió organizar de otra manera. Ellos tenían un pensamiento complejo o de incorporación directa de la realidad cuando se les pretendió incorporar un discurso clasista y anticapitalista como si no lo tuvieran... Algunos, muchos, no aprendieron y siguen en la misma variante soberbia de pretender bajarle línea a la gente. Muchos otros tratamos de pensar, de alimentar otras miradas, de recrear a lo suma situaciones que posibiliten que esta multitud desorientada que hoy reclama planes o combos de Mc Donalds, vuelva a pretender adueñarse de su propio destino. No importa lo que voten en las próximas elecciones, no importa si votan o no votan, estamos seguros que los grandes desafíos seguirán pendientes: Retomar el proceso de Liberación o Dependencia, reorganizar el Estado como instrumento jurídico de la Nación, repoblar el territorio ocupado hoy por la soja y asegurar la Soberanía Alimentaria, darse nuevos modos de representación política, volver a ser en definitiva, dueños del propio destino. En esa espera intensa que reconoce otros tiempos, somos activistas entusiastas...


Jorge Rulli - Horizonte Sur - Radio Nacional - 16 de julio de 2005

jueves, 13 de junio de 2019

Hace 47 años Perón le escribía al compañero Cesar Cao Saravia




Carta a Cesar Cao Saravia 13 de junio de 1972

Escrito por Juan Domingo Perón.

Madrid, 13 de junio de 1972.

Al Sr. César Cao Saravia

BUENOS AIRES

Estimado amigo:

He tenido el placer de leer la Tercera Edición Actualizada de su libro "TRABAJO Más Consumo igual a PAZ SOCIAL" que ha tenido la amabilidad de hacerme llegar y comparto sus tesis que las encuentro de una objetividad admirable, que no sólo persuaden por su lógico razonamiento, sino que también afirman una vez más que la verdad debe hablar sin artificios.

Los 34 puntos en que concreta su exposición, son todo un programa de acción que la situación argentina reclama perentóricamente y en los que encuentro puntos comunes con los que aplicamos durante nuestro Gobierno desde 1946 a 1955, com-pletados con nuevas sugerencias que obedecen a otros problemas aparecidos en la Argentina actual.

lis un pensamiento indudablemente revolucionario, tal como lo reclaman los más diversos estamentos de las comunidades modernas. El sistema demoliberal capitalista, basado en el sa-crificio de los pueblos, ha cerrado su ciclo y debe ser reemplazado por otro sistema basado en el esfuerzo mancomunado de los mismos. En este nuevo sistema es preciso obtener el concurso organizado del Pueblo, sin el cual hoy nadie puede gobernar en el mundo. La evolución de la humanidad, como el avance de la ciencia y de la técnica, han esclarecido a los pueblos, que ya no aceptan ni el sacrificio, ni la miseria en medio de la abundancia, como ha venido sucediendo en los dos siglos precedentes. Crear ese nuevo sistema ha sido el empeño justicialista, interrumpido por la fuerza de una reacción violenta, que no ha conseguido sino complicar el proceso del cambio, pero las circunstancias están probando que la Historia y la evolución siguen su curso, pese a los esfuerzos inconsultos del oscurantismo contumaz. "Lo que ha de ser, será" y no habrá fuerza capaz de torcer el curso de una evolución indetenible.

En la historia de todos los tiempos, estos cambios han puesto en acción dos ingredientes: sangre y tiempo. A más sangre, menos tiempo y viceversa. El problema argentino no escapa a la regla. Todo se hará con el tiempo y poca sangre o, de lo contrario, ha de hacerse con sangre, si es preciso, pero se hará. El mundo actual, con su profunda y acelerada evolución, lo garantiza. Hoy, la tarea del Gobierno, no puede reducirse ya a una simple tarea administrativa, porque el Pueblo anhela ser protagonista de su propio destino. Gobernar es hacerse creer dice Maquiavelo. El Justicialismo afirma que gobernar es persuadir, no obligar. Por eso es conducción pero no mando.

Hoy cada función directiva exige un tipo específico de di-rigente ya que la dirección presupone la posesión de alguna clase de habilidad y, consecuentemente, el papel del dirigente no está determinado por rasgos y capacidades absolutas sino por las demandas de la situación presente y, en este sentido, ya Bartlett, clasificó tres tipos de dirigentes: a) Los que encarnan la autoridad por su puesto institucional; b) Los que adquieren la autoridad por su capacidad coactiva y dominante y c) Los que consiguen su autoridad por su facultad de persuación y convicción. De todos ellos, hoy funciona sólo el tercer tipo de dirigente.

El error de todos los Gobiernos que, desde 1955 se sucedieron hasta el presente, ha sido precisamente no comprender esta circunstancia. Me temo asimismo que la actual dictadura de las Fuerzas Armadas esté cometiendo el mismo error, agravado con el intento fraudulento en la normalización institucional del país, que no puede llevar a la República sino a una dramática encrucijada. Así como los pueblos necesitan de sus Fuerzas Armadas, no se conciben Fuerzas Armadas enfrentadas con su Pueblo.

Tenemos en esto una tremenda experiencia, acopiada en los diez años en que Providencia nos ofreció la oportunidad de ase-gurar al Pueblo Argentino un "estado de abundancia" y felicidad hasta entonces desconocida y al país una liberación y una soberanía que lo hicieron posible. Desde entonces hasta ahora, el cambio ha sido demasiado grande como para que podamos ignorar sus causas y sus culpables. Leyendo su libro, saltaron a mi imaginación tantos contrastes, que he revivido los dolorosos recuerdos de estos dieciocho años de frustraciones inconcebibles.

Le ruego que, junto con mi saludo más afectuoso, quiera aceptar mis mejores deseos.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón.

martes, 12 de febrero de 2019

Hace 112 años nacía el Padre Hernán Benítez




El Padre Hernán Benítez Nació el 12 de febrero de 1907, en Córdoba.
Cuando contaba 20 años se recibió como doctor en Filosofía y mas tarde teólogo.
Fue ordenado sacerdote en 1939 y años mas tarde trabajó como asesor espiritual de la Fundación “Eva Perón” a finales de la década del ’40 y principios de la del ’50.
Ea un destacado orador y escritor.Fue un activo miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano.
Fue cura párroco del Barrio “Presidente Perón” de Saavedra, en esta capital y sintió una profunda admiración por la obra de Evita de quien terminó siendo su confesor.
Fue siempre frontal a Perón mas cuando, según sus criterios, debía criticarlo. Sus reproches fueron muy duroscomo  por ejemplo en el manejo de la primera Resistencia y en las alianzas políticas que aquel armaba.
Mas tarde su idea se alineó hacia otras corrientes y terminó adhiriendo a la Revolución Cubana y en su casa de Florida, en la provincia de Buenos Aires, podía verse al lado del retrato de Eva Perón, otro grande de Ernesto Guevara.
En algún momento y en ocasión de realizarle un reportaje en la revista “Cristianismo y Revolución” para 1970, defendió públicamente a los jóvenes montoneros que teóricamente habían ajusticiado al fusilador Aramburu, aunque ese hecho, por estos días, esté marcado por los interrogantes y las dudas sobre si verdaderamente ese asesinato se cometió.
En el mismo año 1970, luego de brindar una oración fúnebre –junto al padre Carlos Mugica- frente a los restos mortales de Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus, lo detuvieron y lo acusaron de “apología del crimen e incitación a la violencia”.
Ejerció como profesor de Antropología, dirigió la “Revista de la Universidad de Buenos Aires”, durante el primer gobierno peronista, y defendió férreamente la gestión, al frente del rectorado en la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires (UNPBA), del Doctor Rodolfo Puiggrós en 1973.
Sus controversias ideológicas con la Compañía de Jesús, lo llevó a abandonara. La orden de los Jesuitas, que lo contaba entre sus ministros, dejó de tener su presencia por diferencias, para el, insalvables.
El 22 de abril de 1996 partó al mundo espiritual.

martes, 30 de octubre de 2018

Hace 50 años Perón le escribía al General Adolfo López




Carta al Gral. D. Adolfo C. López 30 de Octubre de 1968.

Escrito por Juan Domingo Perón.

Madrid, 30 de Octubre de 1968.

Señor Gral. D. Adolfo C. López

Buenos Aires

Mi estimado General:

Por mano del amigo Osvaldo Morales he recibido su carta del 15 próximo pasado que tengo el placer de contestarle. Me encanta leer su propósito de ofrecer su contribución a la solu­ción de los problemas del país porque pienso que los argentinos, desde hace trece años, han hecho muy poco por lograr tan im­portante objetivo y porque es preciso que todos nos persuada­mos de la necesidad impostergable de "poner el hombro", ante la amenaza que pesa sobre los destinos de la nacionalidad.

Leo en su carta la situación imperante, que el amigo Mora­les me completa en otras informaciones y llego a la conclusión de que los militares están casi en las mismas que los dirigentes políticos: Cada uno por su lado piensa hacer algo, sin percatar­se que mientras no se consiga una unidad de propósitos y de acción, poco será lo que se logre hacer efectivamente, porque Onganía sobrevive, precisamente, como consecuencia de la di­sociación reinante entre todos los que desean reemplazarlo.

La dictadura militar ha podido ser posible (en cumplimien­to del Plan del Pentágono) porque las fuerzas cívicas enfrenta­das se atomizaron para provocar el caos indispensable para que las FF. AA. las reemplazaran. Al no comprender este problema tampoco se pueden apreciar las posibles soluciones. De ahí la insistencia en dividirse y disociarse que caracteriza una política suicida, cuando la única solución está precisamente en lo contrario: UNIRSE Y ORGANIZARSE.

No se me escapa al designio de la dictadura militar de procurarse un apoyo popular mediante diversos arbitrios, pero tampoco se me escapan las dificultades que se han de oponer a que lo logre porque soplar no es hacer botellas. Una dictadura militar del tipo de la actual puede soñar con cualquier cosa menos con que pueda contar algún día con un apoyo popular que se note. Aparte de ello ya, ni aún cuando cambiara su po­lítica económica y social, (que no puede hacer) lograría conven­cer a nadie para que la apoyara en el campo político, desde que tiene todas sus fuerzas actuales en contra en ese campo.

Ni la salida a la brasilera, la reedición de la Unión Demo­crática, una dictadura militar tiránica, podrían durar mucho tiempo en estos tiempos, con poco que se hiciera por destruir­las. El destino de cada una de ellas no sería distintos del que le espera al propio gobierno de Onganía. Ya lo dijo Tayllerent: "las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse en ellas".

La unión de los dirigentes políticos no se realiza simple­mente por falta de grandeza y desprendimiento de su parte. Parecería que aún es preciso que la desgracia siga azotándolos para que entren en razón o que la supresión biológica cumpla su destino con el tiempo haciéndolos desaparecer.

El amigo Morales ha conversado largamente conmigo sobre los diversos aspectos de nuestros problemas y lleva un memo­rándum con mis puntos de vista. El podrá, de viva voz, infor­marle sobre mi mejor disposición para entendimientos que se inspiren en la necesidad insoslayable de oponer un frente uni­do a la acción que, con unidad de concepción y de acción, pue­da realizar la actual dictadura militar. Creo que ese es el co­mienzo del camino que se debe seguir y no habrá nada que yo no haga, dentro de mis posibilidades, porque tales propósitos se logren.

Morales le explicará en detalle cuánto hemos tratado, por lo que creo innecesario abundar en explicaciones que, por otra parte coinciden con cuanto Usted me dice en su carta. Si lo importante es contar con mi apoyo a las ideas por Usted expues­tas, desde ya puede contar con él.

Un cordial y afectuoso saludo.

Firmado: Juan Perón.